Algunas personas piensan que son pesimistas “por naturaleza”. Pero están equivocadas. Nadie nace así, sino que es la vida la que nos enseña a serlo. Conforme vamos acumulando frustraciones y experiencias que nos cuesta trabajo asimilar, “aprendemos a ser pesimistas”.
El pesimismo es una actitud que no nos acarrea ningún beneficio, sino todo lo contrario, nos sumerge en un laberinto sin salida. El pesimismo puede llevarnos a vivir en un círculo vicioso del que podemos no ser capaces de escapar.
Comentarios
Publicar un comentario